martes, 9 de agosto de 2011

20 Minutos.

Insensata. Dejando correr el agua en la bañera como si esa mínima acción solucionara los problemas en su vida, sentada, desnuda sobre el piso frio, acurruncada en un rincón de la baldosa blanca; no deja de gustarle esa sensación del agua cayendo sobre si, mojando los recuerdos y empapandolos de olvidos, no deja de escuchar el ruido de aquél radio dañado que la acompaña en tardes como esa, tardes donde solo quiere tomarse una ducha con agua helada y quitarse el cansancio de los hombros pero sin embargo, para Ella esa tarde no es igual a las demás.
Esa tarde, sentada en la misma baldosa blanca, el mismo piso frío, la misma radio dañada reproduciendo esa canción de las 6:00 p.m, las lágrimas se le confunden con el chapuceo del agua.

No se explica como el recuerdo de aquello que creía olvidado, aquello que es como el agua que entra en los poros y ablanda la piel, ablanda el corazón, impregnando cada partícula, cada herida, cada callo arrugandolo, volviendolo suave y, de nuevo, desolado.
La fotaleza que cubría su ser, hecha del material mas denso existente, se destruye con el roce del agua y el contacto con los recuerdos, tan simple como eso, como sentirse vulnerable a lo que lleva por dentro, eso que solo ella puede controlar y que sin embargo con el contacto del agua: renace, renace sin que ella pueda hacer nada al respecto . Lo único que puede hacer es dejarlo volar, dejarlo nadar, dejarlo salir y, cuando tome su toalla, dejarlo ir por el desagüe.

Se sonrie al secarse el pelo y ver el agua corriendo precipitada a abandonar esa bañera que hace unos minutos estuvo impregnada de recuerdos; Sonrie porque recuerda que curiosamente todas las cosas buenas que ha tenido en su vida también se han ido por el desagüe. Sonrie porque ahora todo esta seco de nuevo. Sonrie porque ve pedacitos de piel y sangre correr con el agua, ve los pedacitos de esa fortaleza inquebrantable y como si fuera un vestido de fiesta, sale de la bañera luciendo su nueva piel mutada. Sonrie porque tiene la capacidad de mudar de piel (como las serpientes) cada vez que se da un baño con cubitos de hielo.


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