jueves, 7 de enero de 2016

"Cuando me abrazas
me cabe París en un bolsillo
y el Sena en la garganta
y el segundero enloquecido
baila al ritmo lento de tus labios
y la muerte es solo la nodriza del miedo
y la gente, dios y las ciudades
el atrezzo de nuestros besos
que estamos
siempre"

-Manuel Pujante

¿Cómo alcanzar la felicidad?

Existen fórmulas mágicas que garantizan una vida plena, armoniosa y feliz; muchas de ellas consisten en tener un buen cuerpo, bienes materiales ilimitados, relaciones envidiables y, de cuando en cuando, muchos views, likes, favs & tweets. Por supuesto, este tipo de fórmulas solo aplica a aquellos destinatarios modernos que se identifican plenamente con su ego.

La relación con nuestro ego comienza desde pequeños cuando nos dicen que somos tal cosa y que no podemos ser tal otra; cuando nos dan un nombre y un status en la sociedad. Se incrementa cuando pasa a ser un miedo constante por no ser lo suficientemente "yo"; y se problemátiza cuando pensamos, firmemente, que somos absolutos e inamovibles, cuando decimos "así soy y punto". 

Lo paradójico del asunto es que para garantizarse una vida (¡por fin!) feliz es necesario olvidarse del ego. 

No estamos tan distanciados de Winston Smith en el año 1984, con lo que respecta a nuestra felicidad, estamos usando el doblepensar de Orwell. ¿Por qué seguimos buscando en los lugares que no contienen verdaderos tesoros? ¿Por qué la envidia nos carcome por dentro al ver un cuerpo esbelto? ¡¿Por qué le buscamos "peros" a todo?! Sabemos que la felicidad no está contenido en el ego, porque el miedo y los prejuicios jamás podrán contener al amor y la armonía; sin embargo, seguimos el camino hacia una vida llena de más, de peros y de excusas. No basta con una cara bonita cuando deseas un cuerpo esbelto, no basta con viajar por Colombia cuando en verdad quisieras recorrer el mundo; no basta comer en los mejores restaurantes si la llanura te carcome de culpa. Esta tendencia nuestra a caer en el ego es, de todas, la mayor causa de infelicidad, depresión, bullying y baja autoestima del mundo. Siempre queremos más y más y más y nos llenamos de cosas. Hacemos un intercambio de prioridades y nuestros deseos los proyectamos hacia el exterior irrelevante, dejando nuestro interior vacío y lleno de preguntas.

Mi felicidad no está contenida en ningún objeto. Nuestra felicidad no tiene ningún secreto, se encuentra en la frase que todos alguna vez hemos escuchado: la felicidad es el camino. No es ninguna meta a alcanzar, está presente y dispuesta para todos nosotros en el momento de nuestro despertar. Solo basta eso, un pellizco, dos soplidos, tres dientes de león, cuatro cielos para suspirar, cinco sentidos para vivir el aquí y sagrado ahora.