domingo, 31 de julio de 2011

OHANA.


El dolor me obliga a cerrar los párpados, a esconder los ojos. Siempre pense que devoraría el mundo con mis ojos, que como abejas se posarían sobre todas las cosas para destilar su belleza; por eso hoy cierro los ojos. Poco a poco he ido descubriendo que con los ojos cerrados se ve mejor, que bajo los párpados ceerrados es visible toda la belleza del mundo y he descubierto que si cierro los ojos es para estar mas atenta cuando los vuelva a abrir.
Cierro los ojos y me devuelvo en el tiempo, no tengo mucho que devolverme y sin embargo cuando cierro los ojos y me acuerdo de mi infancia sonrio, de las coladas de mis tias & los regaños de mi abuela. Me devuelvo hasta ese punto donde todo, asi no estuviera bien, se sentia bien.

Mi abuela no era de muchas palabras cariñosas & tal vez no siempre hizo las cosas bien pero se que ella, ahora desde el cielo, juega con Rafael Pombo un partido de ajedrez inimaginable, ahora desde el cielo, puede volver a bailar sin que le duela la pierna izquierda & ahora desde el cielo, me mira y sonrie, siente, vive de nuevo desde la otra cara de la vida donde los abuelitos cheveres la pasan de maravilla hablando de segundas guerras mundiales o de esas cosas que hablan los abuelitos cuando ya no tienen mas memoria de que hablar.

Ya estoy lista, para dejarte partir, para dejarte volar y que los sueños se te enrreden entre cada uno de los pensamientos que vuelan de aquí a allá y al mas allá.
Buen viaje viejita, descansa en paz.

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