martes, 6 de noviembre de 2012


Sigo leyendo el horóscopo todos los días por curiosidad, por diversión, por esperar a que Aries y Piscis se pongan de acuerdo alguna vez. Un día me habla de problemas de salud y al otro en mi suerte con el amor o en tener cuidado con las cosas que hago, pero nunca, jamás, me dice "corre por tus sueños" o "se feliz" o "tirate de parapente" Nunca me habla de ti. Ojalá pudiera escribirlo yo, así todo sería más fácil, y de paso podría escribir el destino y dibujar en él dos niños pequeños o grandes, pero niños, jugando en los columpios y dándose un beso cerca al cielo (Con nuestros nombres encima, por si queda alguna duda). Los dos sonriendo, sin muecas tristes, eternos. Aunque sólo sea un dibujo. 
En cambio otros días me hago preguntas y no encuentro respuestas por más de que lea todos los periódicos de la ciudad o busque en Internet el pronóstico para hoy. A veces te extraño porque sabias leerme los días, eras como un pronóstico constante. Recuerdo la mañana que me desperté y ya no hablabas de mi, ni sabias como comenzar a leerme; te dejó de interesar el destino y los signos zodiacales y desde ese momento dejaste de pertenecerme. A veces me preocupo demasiado por ti, porque te extraño pero no a ti, al anterior, al que me leía los días ¿sabes? Estoy casi segura de que si algún día te me plantas frente y me disparas alguna de tus miradas daría media vuelta y me iría corriendo, petrificada, porque tú ya no eres él que mi mente recuerda, estas tan borroso ahora ¿Cómo es que puede pasarse de conocer hasta el mas íntimo rincón de una persona a no reconocer si quiera su voz?.  Te escribo, pero ya no tengo palabras para ti. Te siento, pero ya no llevo lágrimas. Te recuerdo, pero ya tengo mucho olvido. Te amo, pero  no a ti. Te miro, pero ya eres otro. Me miras y me amas y me recuerdas y me sientes y me escribes, pero no sabes leerme, ya no sabes hacer lo que antes sólo tu podías lograr. Ya no sabes ser el pronósticos de mis días porque ya no eres presente, estas muy metido en el pasado y, ya sabes, nunca me gustó mirar atrás. 




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