viernes, 16 de marzo de 2012

Like taking a journey, with you.


El problema con las mujeres que leemos es que nuestra expectativa del mundo abarca muchas páginas, siempre estamos pensando en como terminará la historia, que giros dará y a cuantos villanos tendremos que soportar. Siempre pensando en amor, en sueños, en pájaros que vuelan con cartas en sus picos a otros lados del mundo. Tenemos un serio problema con el paso de los días, tenemos demasiados días en nuestro tiempo, queremos averiguar el desenlace de cada historia que formamos con las personas a nuestro alrededor pero también queremos saborear cada momento y pensar que ese momento, en donde los diálogos suelen ser guiones de teatro, es eterno y quedará inmortalizado en las páginas de algún escritor que nos lleva las letras de nuestros pasos.

Siempre tenemos el complejo de princesa protagonista loca y puta, cargada de drama y misterio, con muchas ideas en la cabeza y el corazón; pero sólo es que entendemos la magia que hay detrás de la caída de las hojas o el aleteo de una mariposa, tan mágico y sublime que, luego, cada suceso, cada respiro, cada aliento, cada llovizna o tarde de sol tiene su encanto, su misterio, sus ganas de ser eternizado en cuenticos. Tenemos ese complejo de viajeras que no encontraron un latin lover en la cabina del avión o una mirada verde-aguamarina en el vagón de un tren, y nos contentamos con leer porque "Reading a good book is like taking a journey". Y también sabemos llorar lágrimas de felicidad cuando un buen libro se acaba y solo queda un vacío como de amor, como de historias. Y también sabemos amar.

Por eso es que me gusta leer, no todo es demasiado fácil o demasiado complejo, cada momento, cada dolor, cada sabor, cada olor tan solo es una aventura mas para llegar al momento donde el libro se cierra y, desde otro mundo, pueda leer mi historia. Porque siempre he pensado que, muchas veces, los libros son mejores amigos que las personas.

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